Este enemigo al que todos
tememos, y al que nadie escapa de él, en mayor o menor medida, y que buen
sacrificio cuesta mantener a ralla. La grasa.
Vamos a repasar la evolución de
las reservas de grasa de una persona a lo largo de su vida, da igual hombre
o mujer, con sus características
diferentes a cada sexo, esto ahora no nos importará, ya que iremos más allá, y
enlazándolo con nuestra historia y nuestros genes.
Vivimos sin escasez de alimentos,
por donde vayamos podemos conseguir comida, de mejor o peor calidad, pero en el
fondo es comida.
Los bebes al nacer poseen gran
cantidad de grasa corporal, esto les es útil para el desarrollo cerebral, conforme
vamos añadiendo años nuestro cuerpo este va desarrollándose, y se mantiene en
un estado de movimiento constante, es decir adolescentes jugando ha futbol,
corriendo, saltando, aunque por desgracia en la actualidad no lo podamos ver
tanto, ya que muchos han cambiado estos saludables hábitos por los del
ordenador y las videoconsolas.
En esta edad los niños y
adolescentes jóvenes acostumbran a mantener un nivel de grasa bajo, el problema
viene a partir de los 30 – 35 años, ahí es donde tenemos de controlar nuestra
cantidad de comida y hacer deporte si no queremos aumentar nuestro flotador, y
esto va alargándose hasta los 70 años aproximadamente, cada vez engordamos más
y más rápido, y nuestro organismo le es
más dificultoso realizar deporte para controlar esos quilos, y quien no ha
escuchado la frase, como lo mismo y me engordo más, cierta, y más adelante
veremos porque.
Llegamos a la edad de 80 años
vemos a muchas de nuestras abuelitas que empiezan a perder peso y adelgazarse,
justo cuando la belleza no es importante, es cuando el cuerpo decide darnos el
privilegio de no tener ese sobrante de grasa.
Porque ocurre todo esto.
Volvamos a la época de las
cavernas.
El recién nacido tiene casi el
40% de grasa, su cerebro necesita energía para poder desarrollarse plenamente,
conforme avanzamos hasta la adolescencia, nuestros niveles de grasa acostumbran
a ser bajos, ya que necesitamos correr para escapar de los peligros y los
depredadores, y correr para perseguir presas para comer, o recorrer grandes
distancias para conseguir alimento.
Más adelante empezarán los
genes a prepararse para la vejez,
digamos sobre los 30 años, acumulamos reservas de grasa durante esta fase que
aun somos autosuficientes para ir en busca de alimento, y porque, la respuesta
reside en la edad, a más edad, empezaremos a tener problemas articulares, nos
costara andar, y digamos correr para
cazar, el frio nos afectará más, empezaran a caernos los dientes y no podremos
masticar o comer, y el cuerpo ha estado preparando esas reservas para cuando
llegue este momento.
Y llegados a nuestra etapa final
de la vida, el cuerpo de deshará de la grasa, demasiado peso nos dificulta más
andar, estamos a punto de morir, yo no necesitamos reservas de nada, nuestro
cuerpo se deshace de lo prescindible, para poder pasar los últimos días de
nuestra vida, con el mínimo sobresfuerzo orgánico.
Hoy en día tenemos dentistas por
si perdemos las piezas dentales, llamamos al supermercado y nos traen la compra
a casa, ya no es problema si no podemos andar, los niños y adolescentes ya no
corren, juegan a las videoconsolas, y las tareas duras están reservadas a unos
pocos, la gran mayoría de nosotros trabajamos en tareas sedentarias.
Resumiendo, la sociedad,
civilización, humanidad ha avanzado a pasos agigantados, pero nuestra genética
no, pese a quien le pese, y es por ello que debemos pensar en nuestro pasado
para comprender lo que nos sucede en el presente.
Como a todos nos gusta
aprovecharnos de los avances científicos y la modernidad, porque no aprovechar
esos avances de la ciencia en materia de suplementación deportiva y que nuestra
lucha contra nuestra genética sea más fácil y más saludable, y como en este
caso hablamos de perder la grasa, vuelvo a hacer referencia a quemadores degrasa, bloqueadores de grasa, lipotropicos, termogénicos y cualquier producto
que pueda ayudarnos contra esta cruzada sin perder una ápice de salud.